miércoles, 10 de abril de 2013

Pensaba en nuestra historia, en cómo sin darnos cuenta, todo ha cambiado tanto. O quizás, más que nuestra, podría decir mía. Siempre he pensado que nunca sabes lo suficiente de la vida como para contarla. ¿qué puedes decir tú, pequeño ignorante, cuando apenas levantas un palmo del suelo, de lo que es la vida? ¿de lo que se espera de ti en este mundo? ¿de lo que puedes o no conseguir? ¿de lo que el destino tiene preparado para ti? No puedes hablar de aquello que no conoces.
¿Pero acaso tendría sentido todo lo que vives si no lo vas recopilando en recuerdos? En momentos que capturas con tu mente y por mucho que quieras nunca más vas a poder a repetir igual. Por eso, en mi opinión creo que somos como cámaras de fotos. Ojalá pudiésemos revivir todos y cada uno de los momentos que pasan por delante de nuestro ojos, repetirlos a cámara lenta y fijarte en todo lo que había allí. Quizás en ese momento pasaste por alto a la pareja de ancianitos que cruzaba por el otro lado de la calle, quizás no viste esa mariposa que revoloteba cerca  de esas flores, o incluso no te diste cuenta de que alguien te estaba sonriendo en ese mismo momento mientras tú no le mirabas.

Pienso que si supiésemos todo lo que va a suceder en cada segundo, nada de esto sería divertido. Es cierto que, muchas veces, duele más el no saberlo y encontrarte con lo que pasa de frente, sin previo aviso, porque si lo supieses.. ¿no podrías acaso prepararte para eso? Pero solo cuando vives sin saberlo es cuando verdaderamente aprendes, porque yo también creía que había cosas que duraban para siempre.
Recuerdo esos momentos, cuando todo lo que tu pensabas sobre algo se quiebra, se rompe en mil pedazos. Cuando todo lo que tu tienes planeado se vuela como si hubiese pasado un huracán. Como cuando la lluvia cae fuerte y hace ruido al chocar con la ventana de tu habitación.
Pero también es cierto que todo esto está lleno de momentos en los que no paras de reír. Dicen por ahí que después de la tormenta siempre viene la calma, y que si quieres ver el arco iris primero tienes que soportar la lluvia. Yo soy de las que corre, salta y baila bajo la lluvia. De las que ríe a carcajadas por cualquier tontería, no me importa donde ir, porque si es con la gente adecuada podría irme a sentar a una piedra. Yo, soy de las que piensa que si algo acaba, es porque así tiene que serlo. No vale la pena alargar algo que ha llegado a su fin, todo lo que se tensa demasiado acaba rompiéndose. 
Cada día, cada instante de tu vida, alguien nuevo puede entrar y alguien que llevaba mucho tiempo ahí salir de ella. Yo, personalmente, soy de las que le gusta estar con su gente. Me encanta pasar las horas simplemente mirando a algunas de las personas importantes de mi vida.
Siempre he sido algo rara, pero es una sensación que me encanta. Sobre mí, podría decir que podría dormir con una sudadera, pero jamás con pantalones. Que soy la personas más vergonzosa del mundo, pero sin embargo me paso las horas haciendo el tonto. Soy de las que prefiere dormir abrazadas a una almohada o a un peluche antes de dormir sin nada. Que si me dan ataques de risa no los controlo. Me las arreglo sin saber como, para liarla sin darme cuenta, y es que creo que a veces hago las cosas sin pensar y otras veces las pienso tanto que al final nada sale como esperaba. 
De mis canciones podría hablarte de miles de ellas que probablemente ni conozcas, pero siempre he sido de las que escucha y ve cosas que nadie suele ver. ¿Compartir mis secretos? Claro, pero con quien yo elijo. Soy tremendamente pesada cuando quiero, duermo muy poco aunque a veces podría tirarme tres días seguidos dormidaa. A veces, de buena llego a ser tonta. No puedo soportar un sólo día sin música, para mí el día no empieza hasta que no escucho la primera canción, y no acaba hasta que no ha pasado lo mismo. Soy de las que un día le da por pensar en toda su vida y le da por escribir cosas que probablemente a nadie le importan, pero lo hago igualmente.
Puedo decir y afirmar que soy una de las personas más mimosas y cariñosas que puedes echarte a la cara a lo largo de tu vida. Que a mi o me das besos y abrazos o es como si no te hubiese visto, o mucho peor, como si yo para ti no fuese nadie.
Tengo la costumbre de impregnar todas mis cosas de colonia, pero no tengo ninguna fija. Un día puedo coger la mía, otro día la tuya, otro día la de mi madre. El hecho de oler todo el rato algo que me encanta me relaja de sobremanera. Y en cuanto a colonias tengo dos debilidades esenciales que no se las digo a nadie.
Podría hablarte de sentimientos, pero en realidad eso no lo hago con casi nadie. Sólo te lo explicaría si me das la confianza necesaria como para contártelo y siento decirte que para eso tienes que conseguir mucho. Soy de las que se guarda todo para dentro, como si fuese un saco donde cabe absolutamente todo. Pero a veces el saco se rompe y grito y lloro y me entran ganas de abandonar todo. Gracias al cielo siempre hay alguien con el parche para arreglar el descosido y evitar que cometa alguna locura.
¿Y para que hablar de mis gustos si no van a tener nada que ver con los tuyos? Siempre me han gustado las cosas que no le suelen gustar a los demás. Y si hablamos de cosas imposibles se me ocurren unas cuantas que me gustaría que se hiciesen realidad. Empezando por poder hablar con cualquier persona en el momento que fuese, incluso cuando ya no están junto a nosotros. Siempre he querido que se invente el teletransporte. Y si hablamos de súperpoderes, me encantaría poder controlar el tiempo. Que pase rápido, que pase lo más lento posible, o que no pase y detenerlo justo en ese momento fantástico. Justo en el momento en el que acabas de romper en una carcajada, justo cuando estás dando un abrazo. Momento especiales que acabas guardando siempre para ti.
Y si acabamos hablando de los sueños, vivo en un mundo donde no paro de soñar. Sueño dormida, como  todos, y sueño aún más cuando estoy despierta. Puede que por eso me ría de la nada yo sola, que me sonroje al imaginarme algo, y puede que por todo ello piensen que estoy loca.
Sinceramente me da lo mismo, nunca pedí tu opinión sobre nada de esto.
Llámame como quieras, llámame loca, friki, tonta, rara. Te diré con una sonrisa que lo soy y que me encanta serlo.

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