miércoles, 23 de abril de 2014

Amuletos



Hay personas que tienen manías y supersticiones. Otras que tienen amuletos y confían en que ellos lo hagan todo. Y yo, yo tengo unos amuletos especiales, amuletos que sonríen.

Son amigos que te hacen parar y pensar en lo que estás haciendo, que te dan consejos aunque quizás ni ellos mismos sean capaces de seguirlos, o no lo intenten. Esos que te abrazan y te arreglan cada uno de las grietas que puedas tener. Y aunque no quieras, saben el punto exacto en el que tienes las cosquillas y cual es tu parte vulnerable, donde no dejan entrar a nadie. Con los que compartirías chocolate y cervezas, con los que estallas a carcajadas y no te importa que piensen que estás rematadamente loca, si con eso consigues hacerles sonreír.

Son ésos, a los que les entregas medio corazón y esperas que sepan cuidarlo mejor que lo que tu cuidas la otra mitad. Por los que buscas, cada día, una forma nueva de demostrarles que les quieres, y a los que no sabes como decirles que hay veces, demasiadas, en las que les echas de menos.

Amigos que te enseñan y te miman, dejando que confíes, aprendas y preguntes todo cuanto quieras, que ya se encargarán de resolver tus dudas y de aprender contigo. De guiarte, y hasta de contarte sus historias, para que entres a formar parte de ellas y te quedes, aunque sea, en un trocito de sus vidas.



Y con amuletos así...¿quién puede pedir más?


Prometo escribiros todos los días de mi vida.