lunes, 22 de abril de 2013

Aún hay ciertos momentos en los que recuerdo todo aquello que hacía y me encantaba de pequeña. Cuando columpiarme muy fuerte era casi volar, los hombros de mi padre eran el sitio más alto del mundo, cocinar era mezclar todo  eso que encontraba a mi paso, lo más divertido del mundo era jugar a los soldados en el campo, las figuras más bonitas y decorativas estaban hechas de plastilina, tener frío era cuando tu madre te daba su abrigo y te sobraba ropa por todos lados, la película más emocionante era cualquiera de las películas disney y la canción que más me gustaba cantar con mi padre era la de Balú. Esa época en la que lo peor que podía pasarte era que te cayeses y todo se curaba con un beso en la herida. Cuando los momentos más divertidos del verano eran enterrar a tu padre con arena de la playa sin que él se diese cuenta y jugar en la piscina a que él era un tiburón. Cuando lo único que te dejaba sin aire eran las guerras de cosquillas cada mañana al despertarse y  lo más atrevido del mundo era ponerse de pie en el columpio. Aquellos tiempos en los que esperar 5 minutos era lo más insufrible, cuando podías hacer lo que querías sin miedo a lo que dijesen los demás,  que cuando algo salía mal se arreglaba con un "artiviri".
¿Dónde ha quedado todo eso? ¿En qué momento he crecido sin darme cuenta?

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