miércoles, 27 de febrero de 2013

Yo, en este momento, pido que te quedes unos días más pequeño forastero. No estoy pidiendo un para siempre, por supuesto que no, un chico como tu no podría hacerlo, y una chica como yo no podría pedirlo. Sólo te pido unos días, dos o tres, los suficientes como para que yo pueda atrapar el recuerdo de tu olor. Para poderlo mantener junto a mi como si  fuese el aroma de un puñado de flores secas en un bote de cristal. Yo a cambio te dejaré elegir entre varias cosas: mi pelo alborotado, mi labial color carmín, mis besos devoradores, los confines de mi habitación, las sábanas azules de mi cama, la sudadera celeste que me encanta, ese licor asqueroso que compartimos,  la llave que llevo colgada del cuello, la inicial de mi nombre, el susurro de una canción, los suspiros en tu nuca, los gemidos en tu oído. Llévate cualquiera de esas cosas, tan sólo quédate, unos días, dos o tres.

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