jueves, 30 de octubre de 2014

Me he dado cuenta de que hay millones de detalles que aún tengo que conocer de ti. Que es cierto eso de que ya sé cómo es la forma en la que miras, o como te sonrojas cuando te dicen algo que no te esperabas. A mí me bastaron tres horas para darme cuenta de que eres como un niño pequeño en eso de ir andando por todos los bordillos. Apenas me hizo falta una tarde para saber cómo es tu risa y créeme cuando te digo que nunca nadie ha conseguido que sonría tanto por él. Has sido capaz de devolverme el brillo en los ojos y, tengo que confesarte, eres el motivo que provoca que todos mis amigos digan que me ven feliz. Me bastaron unos días para acostumbrarme a tenerte, has hecho que madrugar por las mañanas sea mucho más bonito. También has provocado que el tiempo pase tan rápido que los días me parezcan horas. He apuntado en el calendario todas las veces que has desvanecido mi mundo porque estábamos ocupados  intentando conocernos. También me he dado cuenta de cuál es el momento justo en el que te empieza a cambiar la tonalidad de la barba, y la cara de niño que se te queda cuando te la quitas. Creo que tengo la suerte de poder decir que aún nos queda una vida conociéndonos, y que haría un trato con el diablo para que pase  eso de verdad. Pero antes de nada, tengo que contarte un secreto: me muero de las ganas de abrazarte.

-Alicia López.

No hay comentarios:

Publicar un comentario