martes, 2 de abril de 2013

Es en días como hoy, en noches como hoy cuando me pregunto en qué parte de mi vida estoy. ¿la estaré llevando bien? ¿estaré haciendo lo que de verdad quiero?
Hay veces, cuando me meto en la cama, que el mundo se me cae encima. Pero es que ni si quiera sabría decirte que mundo... ¿el mio? ¿el de todos? Yo que sé.
Creo que a veces todos nos sentimos así... es algo parecido a cuando de pequeños nos caímos delante de mucha gente y solo por eso no llorabas, pero el daño estaba ahí.
Lo malo de ser fuerte es que llega un momento en el que explotas, y eres aún más vulnerable de lo que alguna vez has llegado a ser. Pero el mayor problema no es ese. Es la soledad que sientes cuando estallas, porque te ves solo.
Pero en una de esas veces me dio por mirar a mi alrededor, y ví que ahí, justo a mi lado, estaban los de verdad.
Como una buena persona me dijo: "De las buenas hostias son de las que nos levantamos y de las que de verdad se aprende". Ahora sé que tiene razón, y sé que me quedan muchas, y que me romperé los labios, los dientes y la frente contra el asfalto, pero sé que ellos estarán ahí, o eso espero. Para ver como me levanto. Los de verdad. Los que van a alegrarse. Los que me tienden la mano. Ellos son los que se merecen todo. Los que se merecen las sonrisas. Mis sonrisas.

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