domingo, 5 de febrero de 2012

Cuando veis a dos personas juntas, ¿nunca os a dado por querer saber si son novios, hermanos, amigos u otra cosa?  A mí a veces me da por ahí, por la mañana, cuando voy en metro. Clavo la mirada en una pareja y me quedo observándola hasta que uno de los dos hace o dice algo inequívoco. Un beso, una frase como " Acuérdate de llamar a mamá" o "Te quiero". pero lo habitual es que la gente no se preocupe de dar a conocer al mundo entero por qué sale acompañada a las siete y media de la mañana.


Luca y Martina están charlando delante del bar. Ella ríe y, cuando lo hace, apoya una mano en el brazo o en el hombro de él, pero ese gesto no tiene nada de íntimo, mucha gente lo hace. Él habla con un tono serio, que en realidad es su tono bromista, y disimula hábilmente el orgullo de saberse objeto de todas las miradas. Resulta extraño verlo charlando largo y tendido con Martina; es raro para todos, también para mí.


Ahora iré a despedirme de ellos. Y lamento no poder salir de mi cuerpo para disfrutar de toda la escena desde fuera. Observar sus gestos y los míos, mirar el beso que daré a los dos en la mejilla, quedarme escuchando nuestras charlas sobre el año que comienza, el to que daremos a cada palabra.


Pero, ¿para qué? Al final seguramente no sabría nada más que antes.


Y seguramente no hace falta saberlo todo, definir claramente las relaciones y a las personas, Aunque lo cierto es que antes esa definición existía, y era clara, inequívoca.
En el fondo solo estoy buscando averiguar cómo he llegado aquí,cómo hemos llegado, qué ha pasado, qué es lo que ha cambiado nuestras vidas. Todo ha cambiado. Y lo que va a pasar en los próximos días tal vez me aclare todo. Por hora, lo único que puedo hacer es pensar en el tiempo que ha pasado y en el día en que mi vida cambió.


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