jueves, 6 de marzo de 2014

Más que una comparsa, Vendaval.



Hay veces que las frases hechas sirven de algo. Una de ellas dice algo sobre las posesiones, y que no es más rico el que más tiene sino el que menos necesita. También está esa de que un amigo es un tesoro. Podría decirse que yo soy rica en esos tesoros que no son de plata, ni de oro. Que hay cinco días al año, que aunque sea en invierno, desprendo felicidad por cada poro de mi piel. Y es que tengo una familia, de ésas que se eligen con los años, que te hacen reír a rabiar, cantar, tocar, o bailar. Que te enseñan  que hay miles de ritmos creados de percusión, y que ni siquiera hace falta un tambor para crearlos. Y te quitan la vergüenza y te hacen bailar y saltar por las calles. Te hacen estallar a carcajadas con cada una de sus ocurrencias y convierten cada cosa, por seria que sea, en algo divertido. Ellos son los que te enseñan que en carnavales todo vale, que hay noches que duran hasta el medio día y que las ganas siempre están ahí. Y te cuidan como amigo, padre, madre o hermano, da igual. Te enseñan que hay cosas que no sabes hasta que las vives y que vivir con ciertos ritmos sonando de fondo es increíble. Saben dar abrazos, de esos que recomponen, y demostrar cariño en todas y cada una de sus facetas. Ellos son familia, refugio, abrigo, diversión. Sonrisa, al fin y al cabo.


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