sábado, 5 de octubre de 2013

Jueves, 5 de octubre de 1995. Yo no estaba presente, pero seguro que fue un día bonito, el primero que viste. Y si es por días, desde ese han pasado ya unos cuantos.

Pasaron unos poquitos años, y en el 2000 te vi la cara. Supongo que desde el primer momento supimos que lo nuestro iba a ser grande. Preferirás que me ahorre las anécdotas de los dos primeros años, así que me conformo con que sonrías al recordarlas tu misma. Recuerda todo lo que hemos pasado juntas, que no son pocas cosas y precisamente por eso no pueden escribirse todas aquí.
Si tengo que quedarme con momentos, me quedo con todos aquellos en los que hayamos reído, en los que haya abrazos. Me quedo con las carreras que nos tocan dar cada vez que nos vemos, porque no sé cómo nos las apañamos, pero siempre acabamos bajando tu calle a trompicones. Me quedo también con  los reencuentros, y debo decir que también con las lágrimas, porque las que no han sido de felicidad al menos nos han enseñado.

Recuerda nuestras sesiones de fotos, las anécdotas cuando se inunda tu patio o alguna de las veces en las que la hemos liado, y de eso prefiero no poner ningún ejemplo.
También están las miradas, y me quedo con todas porque sé entenderlas, porque sabemos entenderlas. Y lo que más ne gusta, es cuando pensamos lo mismo y nos reímos  sin necesidad de ninguna palabra.
Acuérdate de los viajes, y de las anécdotas de todos ellos, ya sea  cuando nos cogelamos en Granada, nos perdimos en Londres o cuando rompimos algunas de las miles de cosas rotas en Benalmádena.

Y entre las mejores cosas, están las llamadas "domingueras", porque hay que ver la de cosas que podemos llegar a contarnos...
Eres de esas personas por las que me preocupo cada segundo del día, de esas con las que me siento bien al darnos las buenas noches, y por las que pienso de que forma darle los buenos días para que empiece la mañana sonriendo. De las que echo de menos aunque no hayan pasado ni 24 horas desde la última vez que la vi.
Y tengo qur admitir que eres de esas personas a las que más me gusta abrazar.
No me importa decir que me tragaría el orgullo infinitas veces antes de perderte y que, por  supuesto, te quiero mucho más de lo que imaginas.
Gracias por enseñarme y soportarme, por elegirme y gastar conmigo la única cosa que no se recupera, tu tiempo.
Gracias por estar ahí incluso cuando estoy lejos, por enseñarme lo que es tener una hermana, a veces mayor y otras pequeña, por hacerme reír, por los mejores achuchones del mundo, por hacer que los viernes tenga un motivo más para sonreír al verte y por demostrarme que unos cuántos kilómetros no son suficientes.

Pero además de todos los recuerdos que tenemos, gracias por estar a mi lado más de dos tercios de los que son ahora tus 18 años, porque ya son unos cuantos, y los que quedan...


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