Prométeme esto: que te quedarás a mi lado para siempre.
Pero si Dios no lo quiere, el destino intervendrá. Si estamos obligados a decir adiós y si tienes hijos algún día, cuando les enseñes las fotos, por favor, ¡diles mi nombre! cuéntales cómo la multitud se volvió loca, diles que espero que ellos brillen.
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