sábado, 5 de mayo de 2012

Siempre creí que sosteniendo una mano jamás me perdería.
Y así fue... Hasta que llegó el día en que alguien soltó la mía.
Ahí me vi, perdida.
¿Hacia dónde iría ahora?
Caminé... Caminé mucho.
Conocí muchas cosas, lugares y personas.
Cuando me detuve a comprar el boleto para volver a casa,
sentí que alguien rozó mi mano. Ya me había olvidado como se sentía...
Pero esta vez fue distinto.
Esta vez, no fue un encuentro casual.
Lo que sucedió esta vez, fue que esta mano...
Jamás me soltó.

Y nunca me volví a perder

No hay comentarios:

Publicar un comentario